El Teléfono de la Esperanza busca nuevos voluntarios para extender su
servicio en Cantabria. La organización, que actualmente cuenta en Santander con
un grupo de 15 personas, organiza diferentes cursos formativos para preparar a
los colaboradores. Ya han impartido algunos en Santander y Castro Urdiales, en
los que han dado una formación «perfeccionada y contundente» para que quienes
atiendan el teléfono sean capaces de escuchar y apoyar a los que llaman. Todos
estos cursos son gratuitos, aunque se acepta la aportación de ayudas
voluntarias.
Este teléfono atiende, durante las 24 horas, llamadas de personas que
necesitan apoyo emocional. Los casos que más impactan, asegura María José Macho,
delegada del Teléfono de la Esperanza en Cantabria, son los de «personas que ya
tienen su suicidio totalmente programado». En el último año, las llamadas por
suicidios a este teléfono han aumentado un 29,5 por ciento.
Una de las causas principales que mueve a la persona a llamar son los
problemas familiares. En torno al 30 por ciento de las llamadas al Teléfono de
la Esperanza responden a asuntos de este tipo.
La responsable de la organización insiste en la necesidad de captar
nuevos voluntarios y de dar a conocer este servicio en la región, ya que muchas
personas pueden beneficiarse del mismo. Macho aconseja a quienes necesiten ayuda
que llamen porque «la privacidad y profesionalidad que se van a encontrar al
otro lado del teléfono son totales. Siempre van a encontrar a alguien dispuesto
a escucharles».
Una parte importante de las personas que necesitan ayuda van más allá
de la llamada, y piden atención personal, que también es un servicio anónimo y
gratuito.
La organización, que se basa en el voluntariado y la independencia
política y confesional, está presente en varios países del mundo. Tiene sedes en
Inglaterra, Portugal, Suiza, Estados Unidos, Francia y diez países de América
Latina. En España está presenté en 26 provincias y ha comenzado a caminar
recientemente en Pontevedra, Vizcaya, Palencia, Zamora y Jaén.
Iniciativas
Además de ayudar a personas en situación emocional crítica, sus
responsables son conscientes de la importancia de insistir en la prevención. Por
ello, han creado redes de ayuda. A través de cursos, talleres y grupos de
autoayuda tratan de fomentar la estabilidad y la autoconfianza.
Otra de las nuevas iniciativas son los talleres para crisis
específicas. Los más comunes son los de elaboración del duelo, para ayudar a
superar la perdida de un ser querido; los talleres de ayuda a la mujer
maltratada, que tratan de conseguir que la víctima se sienta escuchada y
valorada; o los de asimilación de la enfermedad, a través de los cuales se
persigue que la persona acepte su estado de salud y aprenda a vivir con
ella.
Es posible colaborar de varias maneras con esta organización. Además
de atender llamadas y ayudar a las personas, también se puede realizar
donaciones económicas y hacerse socio.
El Teléfono de la Esperanza ha comenzado a impartir seminarios de
conocimiento de uno mismo y de autoestima en nuestra comunidad. A finales del
próximo mes de octubre, tiene preparado un curso de crecimiento personal.
Todas los interesados en colaborar con esta organización pueden
hacerlo mediante el teléfono de contacto, o a través de correo electrónico
santander@telefonodelaesperanza.org.
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