¿Os ha sucedido alguna vez que os habéis propuesto llevar a
cabo proyectos que no os han salido como os hubiera gustado?
Estoy de acuerdo en que cuando hacemos proyectos con un
grupo de gente y salen como no queremos o no se realizan, no tenemos por qué
ser los únicos responsables de que ello suceda, pero, ¿se os han interrumpido
alguna vez vuestros proyectos por falta de planificación?
¿Para qué sirve la planificación inteligente?
Os hablo de la planificación inteligente, porque la misma no
consiste en hacer planes que se acaban olvidando o que pueden frustrarnos si no
los llevamos a cabo, pues tiene la misión de que nos organicemos, a fin de que
hagamos todo lo posible para que podamos hacer lo que nos propongamos.
Hay gente que cree que planificar lo que quiere hacer es una
pérdida de tiempo. Piensa hacer muchas cosas durante un día, una semana o más
tiempo, y, cuando finaliza el plazo de tiempo en que quiere hacer lo que tiene
en la mente, se da cuenta de que le ha sido imposible llevar a cabo uno o
varios de los proyectos que pensaba realizar. Si pensamos hacer muchas cosas y
no distribuimos el tiempo que les vamos a dedicar, ni hacemos en primer lugar
lo más importante dejando para después lo menos relevante, puede sucedernos que
nos sintamos frustrados, y, como es sabido, la frustración nos impide hacer
cosas, y tiene tendencia a dejarnos paralizados pensando en los problemas que
tenemos. Es por eso que os propongo que no olvidéis que, programar vuestras
actividades, es tan importante, como poder llevarlas a cabo.
Hay gente que comprende la importancia de la planificación,
pero no la lleva a cabo adecuadamente. Veamos un ejemplo de ello: Tengo una
amiga que está estudiando el primer curso de Magisterio, a la que le quedaron
la mayoría de asignaturas para septiembre. Ha pasado todo el verano estudiando
sin recurrir a ninguna técnica de estudio, por lo que ha suspendido el curso.
¿Podría mi amiga haber planificado inteligentemente la
preparación de los exámenes?
Sí. Podría haber hecho una serie de cosas que enumero en la
siguiente lista:
- Tomar una alimentación adecuada sin pasar hambre ni darse atracones. Tomar alimentos con glucosa en la merienda para mejorar su memoria a corto plazo y mejorar su atención en el estudio.
- No tomar tanto café. Ayuda a estar despierto más tiempo, pero no hace que tengamos un rendimiento mejor. Tampoco sirve para recuperarse antes del cansancio.
- Evitar trasnochar. El sueño permite estar descansado y recordar mejor lo que se lee en libros y apuntes.
- Estudiar todos los días a las mismas horas y en el mismo espacio iluminado.
- Distrubuir los tiempos de estudio descansando quince minutos, pero no más para no perder la concentración.
- Distribuir las asignaturas en pequeños bloques evitando tener que memorizar grandes cantidades de información.
- Hacer las tareas difíciles al inicio de la jornada -o a mediación de la jornada- e ir dejando las más fáciles para cuando se sienta más cansancio.
- Usar el móvil e internet solo para buscar información relacionada con el estudio.
- Repasar los temas para no olvidarlos.
Mi amiga no solo suspendió los exámenes por no planificar
sus horas de estudio y no utilizar técnicas de estudio, pues no se sintió
segura de sí misma. Mi amiga suspendió porque le faltó la seguridad de que
podía aprobar.
La planificación inteligente es muy importante, pues no solo
consiste en pensar en qué vamos a hacer y cuándo lo vamos a hacer, pues
conlleva comprender las actividades que queremos realizar, y disponernos a
enfrentarlas.
La planificación inteligente os permitirá hacer más cosas en
menos tiempo y reducir los esfuerzos que llevaríais a cabo si planificarais
vuestras actividades inadecuadamente.
¿Qué recomendaciones podemos seguir para planificar nuestras
actividades inteligentemente?
1. Demos prioridad a nuestras actividades más importantes.
Todos los días hacemos muchas cosas, pero no todas ellas son imprescindibles ni
tienen la misma importancia. Evitemos hacer lo que solo sirve para perder el
tiempo y nos induce a quejarnos de que no somos capaces de hacer lo que nos
proponemos, no tenemos tiempo, etc.
2. Busquemos el momento más adecuado para hacer las tareas
que nos propongamos. Todos tenemos horas en que nos sentimos más capaces de
hacer cosas, porque tenemos la costumbre de trabajar a esas horas, porque nos
sentimos menos cansados, etc. Aprovechemos esas horas para hacer las
actividades más difíciles y/o las que menos nos gustan. Ocupemos las horas en
que nuestra capacidad de trabajar disminuye para hacer las cosas menos
importantes, tales como lo pueden ser ir de compras, contestar los mensajes de
Whatsapp etc.
3. Anticipémonos a los problemas. Si no podemos llevar a
cabo una actividad a una determinada hora porque surge un problema, no nos
quedemos bloqueados, y elaboremos un segundo plan para seguir trabajando, como
llevar a cabo la siguiente actividad que aparezca en nuestra agenda.
4. No nos sobrecarguemos de actividades. No todos tenemos el
mismo ritmo de trabajo, y por eso necesitamos planificar el día de manera que
podamos hacer lo que nos propongamos solucionando los imprevistos que surjan.
Si podemos hacer diez cosas todos los días, podemos intentar hacer 11 si
queremos trabajar más, pero no treinta, para no frustrarnos. Más vale
planificar sobre la marcha para hacer cosas si nos sobran horas del día, que no
tener el tiempo ni los medios necesarios para hacer todo lo que nos proponemos.
5. Iniciar el día con una tarea importante que no suponga un
gran esfuerzo. Si la primera tarea del día es satisfactoria, nos dispondremos
psicológicamente a hacer los demás trabajos lo mejor que podamos, y tendremos
una especie de garantía de que los haremos como nos gusta, al haber hecho algo
que aumenta la seguridad que debemos tener.
¿Hay consejos que nos ayuden a sentirnos seguros cuando
planifiquemos nuestras actividades?
1. Hagamos planes realistas de las actividades que podemos
hacer, y busquemos la manera de llevarlas a cabo fragmentándolas cuanto nos sea
posible. Hacer la compra en el super mercado es una actividad, pero, ¿cómo debe
hacerse la compra? ¿cómo deben colocarse los alimentos en el carro para que
lleguen a nuestras casas bien conservados?
2. Evitemos que los pensamientos negativos -los no puedo, no
sé, soy torpe, etc.-, atenten contra nuestra calma y boicoteen la
planificación. Si las cosas no salen como queremos, habrá que buscar
alternativas para intentar conseguirlas.
3. Imaginémonos consiguiendo lo que deseamos. No se trata de
que nos ilusionemos como niños pequeños que van a conseguir ver realizado su
sueño, sino de aumentar nuestra seguridad respecto de que somos capaces de
hacer más cosas de las que pensamos.
4. Cuando consigamos llevar a cabo un propósito, hagámonos
un pequeño regalo. Quizás nos acusamos cuando las cosas nos salen como no
queremos hacerlas, pero no nos alabamos cuando las hacemos como nos gusta.
José Portillo Pérez
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