Cuando alguien sobrepasa nuestros límites psicológicos se
puede comparar con una gota de agua que va cayendo sobre una gran piedra. Deben
pasar millones de años para que ese goteo signifique algo realmente para la
masa dura de la roca. En el caso de las personas, no es preciso que sea tanto
tiempo, claramente, pero si que es muy difícil darnos cuenta, así como la
piedra, no sabe que de tanto caer la gota sobre ella, terminará erosionada.
Esto se debe a que la manipulación, las estrategias de mando
o el sobrepaso de los límites no es simple de detectar como si puede ser una
cachetada, un apretón fuerte del brazo, un grito, etc. Lamentablemente, no nos
damos cuenta de que alguien está pasando la raya que divide tu integridad
mental, por ejemplo.
Sin embargo, el problema principal es que casi todos
nosotros no somos realmente conscientes de los límites que debemos poner, de
cuándo comienza y acaba nuestro plano emocional. Eso puede ser complejo y casi
nadie piensa en ello. Así es más difícil de determinar si alguien se ha pasado
de “listo” (en cualquier sentido). Para poder evitarnos cualquier
inconveniente, pasamos por alto ese incidente, creemos que ha sido algo
“aislado”. Esto es sinónimo de extender nuestros límites, de manera
inconsciente, claro está, pero hay veces en que los dejamos pasar más allá de
lo recomendable y es más complicado luego volver a recuperar el territorio que
nos corresponde.
Es bueno saber, que el hecho de que extiendas tus límites de
vez en cuando o con ciertas personas no es una decisión poco acertada o
negativa en si. En realidad, está comprobado que aquellos más inteligentes,
creativos y sensibles son los que cuentan con límites más flexibles, estando
más dispuestos a ampliarlos en caso de que sea necesario.
Existen ciertas ocasiones, sin embargo, en que debemos
hacernos valer, demostrar que nuestros derechos son infranqueables, porque de
lo contrario, estaremos más expuestos a que nos sometan desde lo emocional. El
primer paso es aprender a detectar en momento preciso en que alguien está
sobrepasando nuestros límites, una vez que ya hemos determinado cuáles son y
para que nos sirven.
Signos que nos dicen si alguien sobrepasa nuestros límites
1-Justificar el mal comportamiento del otro: esas excusas
que podemos poner cuando alguien nos trata de una manera poco afectiva, nos
desprecia, es despectivo, etc. Esto es muy habitual en la relaciones de pareja
cuando uno es violento y el otro, la víctima. La justificación o excusa más
frecuente es “es muy bueno conmigo, pero está nervioso porque en el trabajo le
va mal” o “nunca antes se había comportado así, seguro es porque no tiene
dinero”. Una manera de que sobrepasen nuestros límites es cuando dejas pasar
los malos actos porque en el fondo “te quiere”. Aunque estemos 100% seguros de
que la otra persona nos ama, la violencia nunca está permitida, así como otros tipos
de comportamientos que causan daño. Es preciso estar muy atentos porque hay un
sólo paso entre comprender y someterse. Cuando quieras comprender por qué el
otro te trata de una manera, no lo justifiques ni te mientas a ti mismo sólo
por evitar una discusión o enfrentar la realidad.
2-Culparse si algo sale mal: si constantemente te echas la
culpa si una cosa no va como lo esperabas, ya sea en el trabajo, en casa, en la
Universidad, etc, es porque alguien de tu entorno está sobrepasando sus
límites. Es que asumir la responsabilidad por nuestras acciones está bien, pero
no cargar con los debes y obligaciones del otro, así como tampoco culparnos por
cosas que nos exceden. Así será imposible resolver el problema y tardarás más
en lograr los buenos resultados. Si tu compañero de equipo ha “tomado” tu
esfuerzo y tu parte en un proyecto, no creas que se debe a que tú mismo no lo
supiste defender en ese momento. Tal vez haya otro inconveniente de fondo, como
que tienes miedo de generar conflictos en el trabajo, no sabes hablar en
público, te da vergüenza plantear ciertos temas, etc. No te culpes, sino lucha
por aquello que sabes que te corresponde.
3-Dudar de la propia decisión al escuchar otra opinión: si
una vez que has pensado mucho sobre un tema y has tomado una decisión, viene
alguien y con sólo esbozar su criterio comienzas a dudar, es probable que esa
persona empiece a “aprovechar” esta ventaja. No quiere decir que siempre será
así, pero ten cuidado. Es válido consultar con los demás cuando no sabemos que
decidir o elegir en nuestra vida, pero lo que no es aceptable es que cada vez
que hables con “X” persona, luego termines haciendo todo lo contrario a lo que
ya habías planteado o decidido. En ocasiones los puntos de vista de los demás
nos pueden “marear” o “ayudar”, todo depende de quién proviene. Como se decía
anteriormente, hay una línea muy delgada entre la manipulación y la
cooperación. Por ejemplo, esto ocurre cuando los padres dicen que apoyan la
decisión de su hijo de manera incondicional, pero después lo cuestionan por
ello.
Cuando tengas la certeza de que alguien está quebrantando
tus límites, no dudes en decirlo con claridad. Expresa lo que sientes, lo que
piensas, deja bien en claro cuál es tu posición sobre ello, para que no se
vuelva a repetir. Nada de hacer un drama o enfadarse con el otro, sino siempre
respetar el tono relajado y decidido en la voz. Transmite que en ciertos
aspectos no estás dispuesto a ceder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario