jueves, 7 de agosto de 2014

Controla tus límites


Cuando alguien sobrepasa nuestros límites psicológicos se puede comparar con una gota de agua que va cayendo sobre una gran piedra. Deben pasar millones de años para que ese goteo signifique algo realmente para la masa dura de la roca. En el caso de las personas, no es preciso que sea tanto tiempo, claramente, pero si que es muy difícil darnos cuenta, así como la piedra, no sabe que de tanto caer la gota sobre ella, terminará erosionada.

Esto se debe a que la manipulación, las estrategias de mando o el sobrepaso de los límites no es simple de detectar como si puede ser una cachetada, un apretón fuerte del brazo, un grito, etc. Lamentablemente, no nos damos cuenta de que alguien está pasando la raya que divide tu integridad mental, por ejemplo.

Sin embargo, el problema principal es que casi todos nosotros no somos realmente conscientes de los límites que debemos poner, de cuándo comienza y acaba nuestro plano emocional. Eso puede ser complejo y casi nadie piensa en ello. Así es más difícil de determinar si alguien se ha pasado de “listo” (en cualquier sentido). Para poder evitarnos cualquier inconveniente, pasamos por alto ese incidente, creemos que ha sido algo “aislado”. Esto es sinónimo de extender nuestros límites, de manera inconsciente, claro está, pero hay veces en que los dejamos pasar más allá de lo recomendable y es más complicado luego volver a recuperar el territorio que nos corresponde.

Es bueno saber, que el hecho de que extiendas tus límites de vez en cuando o con ciertas personas no es una decisión poco acertada o negativa en si. En realidad, está comprobado que aquellos más inteligentes, creativos y sensibles son los que cuentan con límites más flexibles, estando más dispuestos a ampliarlos en caso de que sea necesario.

Existen ciertas ocasiones, sin embargo, en que debemos hacernos valer, demostrar que nuestros derechos son infranqueables, porque de lo contrario, estaremos más expuestos a que nos sometan desde lo emocional. El primer paso es aprender a detectar en momento preciso en que alguien está sobrepasando nuestros límites, una vez que ya hemos determinado cuáles son y para que nos sirven.

Signos que nos dicen si alguien sobrepasa nuestros límites

1-Justificar el mal comportamiento del otro: esas excusas que podemos poner cuando alguien nos trata de una manera poco afectiva, nos desprecia, es despectivo, etc. Esto es muy habitual en la relaciones de pareja cuando uno es violento y el otro, la víctima. La justificación o excusa más frecuente es “es muy bueno conmigo, pero está nervioso porque en el trabajo le va mal” o “nunca antes se había comportado así, seguro es porque no tiene dinero”. Una manera de que sobrepasen nuestros límites es cuando dejas pasar los malos actos porque en el fondo “te quiere”. Aunque estemos 100% seguros de que la otra persona nos ama, la violencia nunca está permitida, así como otros tipos de comportamientos que causan daño. Es preciso estar muy atentos porque hay un sólo paso entre comprender y someterse. Cuando quieras comprender por qué el otro te trata de una manera, no lo justifiques ni te mientas a ti mismo sólo por evitar una discusión o enfrentar la realidad.

2-Culparse si algo sale mal: si constantemente te echas la culpa si una cosa no va como lo esperabas, ya sea en el trabajo, en casa, en la Universidad, etc, es porque alguien de tu entorno está sobrepasando sus límites. Es que asumir la responsabilidad por nuestras acciones está bien, pero no cargar con los debes y obligaciones del otro, así como tampoco culparnos por cosas que nos exceden. Así será imposible resolver el problema y tardarás más en lograr los buenos resultados. Si tu compañero de equipo ha “tomado” tu esfuerzo y tu parte en un proyecto, no creas que se debe a que tú mismo no lo supiste defender en ese momento. Tal vez haya otro inconveniente de fondo, como que tienes miedo de generar conflictos en el trabajo, no sabes hablar en público, te da vergüenza plantear ciertos temas, etc. No te culpes, sino lucha por aquello que sabes que te corresponde.

3-Dudar de la propia decisión al escuchar otra opinión: si una vez que has pensado mucho sobre un tema y has tomado una decisión, viene alguien y con sólo esbozar su criterio comienzas a dudar, es probable que esa persona empiece a “aprovechar” esta ventaja. No quiere decir que siempre será así, pero ten cuidado. Es válido consultar con los demás cuando no sabemos que decidir o elegir en nuestra vida, pero lo que no es aceptable es que cada vez que hables con “X” persona, luego termines haciendo todo lo contrario a lo que ya habías planteado o decidido. En ocasiones los puntos de vista de los demás nos pueden “marear” o “ayudar”, todo depende de quién proviene. Como se decía anteriormente, hay una línea muy delgada entre la manipulación y la cooperación. Por ejemplo, esto ocurre cuando los padres dicen que apoyan la decisión de su hijo de manera incondicional, pero después lo cuestionan por ello.


Cuando tengas la certeza de que alguien está quebrantando tus límites, no dudes en decirlo con claridad. Expresa lo que sientes, lo que piensas, deja bien en claro cuál es tu posición sobre ello, para que no se vuelva a repetir. Nada de hacer un drama o enfadarse con el otro, sino siempre respetar el tono relajado y decidido en la voz. Transmite que en ciertos aspectos no estás dispuesto a ceder. 

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