Este año el Teléfono de la Esperanza, bajo el eslogan “La
fuerza está en ti” dedica su Día de la Escucha a la necesidad, en medio de un
mundo en crisis, de reconectar nuestro ser con la fuente de nuestro equilibrio,
energía interior y la alegría. Que no es otra que ese manantial, a veces
escondido y sobre todo olvidado, donde nos encontramos bien, en el fondo de
nuestro ser, sin saberlo.
Muchas veces hemos confundido nuestra identidad con el
“personaje” que creemos ser. Hemos creado una careta de nosotros mismos labrada
con una serie de tópicos: el papel que desempeñamos en la sociedad, la
profesión, la imagen externa, nuestros éxitos y fracasos. Lo de fuera que hoy
día nos asfixia. Pero detrás de esa careta, como en la Tragedia Griega, hay un
ser humano que en lo profundo no es nada de eso.
En realidad somos como una especie de cebolla; tenemos
muchas capas y la mayoría de la gente se queda con las más superficiales:
guapa, listo, ejecutivo, simpático, intelectual, triste, fracasado, palizas…
Tampoco somos lo que nos runrunea la mente volcada en un pasado que no existe,
pues pasó, o en un futuro que nos da miedo antes de tiempo. Sin embargo aquí y
ahora hay una zona profunda donde estamos bien, en armonía con el universo.
En el fondo la liberación o el despertar interior no es sino
una manera de abrir la ventana de los ojos del alma, y permanecer atento.
Decía Antonio Blay: "Al mirar, te das cuenta de que tú no eres lo que ves.
Sigue mirando el mirar, llegarás al fondo y descubrirás el verdadero ser".
Y entonces, una vez descubiertas las quietas profundidades del mar quizás puedas descubrir allí, sin dejar de
vivirlas, que hasta tan inefable paz no
llega el miedo ni la turbulencia de las olas.
Pedro Miguel Lamet
Revista A vivir
No hay comentarios:
Publicar un comentario