El libro de Luis
Rojas Marcos Todo lo que he aprendido. En 303 ideas para una vida mejor
(Espasa), recoge algunas de las principales reflexiones en torno a la idea del
optimismo que el prestigioso psiquiatra ha recogido a lo largo de su carrera.
A través de ellas, el lector puede encontrar la manera de
entender y enfrentarse a los desafíos de su día a día y aprender a reconocerse
a sí mismo. Recogemos aquí diez de las 303 ideas que plantea el autor en el
libro.
1. La queja es el instrumento de comunicación por excelencia
La queja juega un papel fundamental en las relaciones
sociales. Pese a mostrar niveles de optimismo y satisfacción reconfortantes,
los españoles prefieren quejarse y siempre encuentran motivos de lamento,
incluso cuando se sienten muy contentos.
2. Conoce los beneficios del pensamiento positivo sobre la
salud
Una actitud esperanzada estimula los dispositivos curativos
naturales del cuerpo y nos anima psicológicamente a adoptar hábitos de vida
saludables.
3. Equilibrar las metas con las probabilidades de
conseguirlas
Cuanto mayor sea el desnivel entre las aspiraciones y las
oportunidades a nuestro alcance para lograrlas, más difícil resultará
desarrollar un concepto positivo de nosotros mismos.
4. No es cuestión de fuerza o inteligencia, sino de
adaptación
La fuerza biológica de la selección natural favorece la
capacidad de adaptación. Desde que nacemos hasta que morimos, tanto nosotros
como el mundo que nos rodea estamos sumidos en un proceso de cambio permanente.
5. La felicidad es subjetiva e intangible; se cuantifica
preguntando
A la hora de preguntar sobre la felicidad a una persona, es
recomendable no emplear la palabra felicidad, ya que se presta a un sinfín de
interpretaciones. Mejor usar el concepto más descriptivo de «satisfacción con
la vida en general».
6. Echarle sal a la vida para conectarnos con los demás
Si observamos a quienes se convierten en el centro de
cualquier reunión, es fácil concluir que son personas con buen sentido del
humor. La virtud del buen humor es la que facilita las relaciones, promueve
estados de ánimo positivos, nos alegra la vida y, de paso, también la alarga.
7. Evocar, ordenar y verbalizar nuestros pensamientos es
bueno
La felicidad y la desdicha están hechas para ser
compartidas. Por eso nos sentimos mejor cuando las compartimos con otros, o
incluso cuando le hablamos de nuestras penas y alegrías al perro, al gato, al
pajarito o a la planta que vive en nuestra casa. Vivimos sumergidos en un
océano de palabras, pero como les pasa a los peces con el agua, no somos
conscientes de que ellas modelan el estado de ánimo, fraguan las relaciones y
deciden la suerte.
8. Todos venimos al mundo equipados con el instinto de la
felicidad
Este poderoso instinto, programado en los genes, se compone
de tendencias naturales que alimentan el sentimiento de satisfacción con la
vida y fomentan en nosotros la convicción de que vivir es deseable y merece la
pena.
9. El estado de ánimo influye mucho en cómo nos valoramos
El ejemplo más dramático es la depresión. Este mal va
siempre acompañado de la exagerada y hasta irracional devaluación de uno mismo,
porque desfigura la capacidad para justipreciarnos, nos roba la esperanza y
hasta el anhelo de vivir.
10. El mayor peligro es dejarnos invadir por la culpa
En las últimas décadas de la vida, el futuro se contrae, el
presente aumenta de valor y el pasado se idealiza.
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